- El café; su olor, su sabor, sus efectos
- Londres
- La luz del sol entre las hojas de los árboles
- Reirse hasta que el estómago duela
- Cantar
- El cine, siempre en la sala de cine
- La poesía
- Dormir sin ropa
- La risa de mis hijas, las preguntas de mis hijas, los ojos de mis hijas... mis hijas
- Los cielos claros y las noches estrelladas
- El tacto
- La mirada profunda
- Morder una manzana
- El viento en el rostro
- Hacer el amor
- Los Hugh: Laurie y Grant
- La correspondencia (en varias acepciones y tipos)
- Besar largamente
- La interacción
- La introspección
- Apasionarse; la rabia es mi vocación, diría el buen Silvio
- Los sueños vívidos
- La música
- El tejate (en jícara, por favor)
- Descalzarse
- Los abrazos intensos
- Las madrugadas lluviosas
- Limpiarse los oídos
- El violonchelo
- Las disertaciones filosóficas post-coitales (¡mucho más raras que los orgasmos!)
- Los paisajes de carretera
- Cocinar por (y con) placer
- Viajar en avión
El encore: ser efímera.
¿Mis propósitos para el 2008? Practicarlas todas, tenerlas todas, disfrutarlas todas.
La 23 y la 29 juntas: Aire, de la Suite No. 3 en Re mayor de Bach.